Triatleta Pileño: XXV Triatlón Califas de Hierro

lunes, 26 de agosto de 2013

XXV Triatlón Califas de Hierro


Tras comenzar a entrenar bastante la carrera a pie, y tras la nocturna de Matalascañas, Miguel y yo buscábamos una última carrera antes de su partida a Glasgow. Barajamos varias opciones hasta que dimos con la XXV edición del triatlón Califas de Hierro, en Posadas (Córdoba).

El día empezó con algo de práctica de transiciones por la mañana, seguido de un desayuno. Aunque la carrera era a las 19.00, salimos a las 12.30, para comer allí y hacerlo todo con tiempo.

Llegamos a Posadas sobre las 15.00, y por ello aparcamos al lado de la recogida de dorsales sin mucho problema. Recogida de dorsales en una especie de auditorio que estaba muy bien habilitado. Había una barra con almuerzo disponible a un precio bastante barato, donde comimos. De vez en cuando veíamos participantes en la prueba del día siguiente (campeonato de España de media distancia), con cascos aerodinámicos y unas bicicletas impresionantes.

Llevábamos los bidones congelados, yo cubiertos de papel de aluminio y la funda de neopreno, y metidos en una nevera con hielo, con el reto de que las bebidas estuvieran frescas a la hora de coger la bici. El tipo de la barra amablemente nos guardó la nevera dentro del recinto, con lo que así no estaban al sol mientras hacíamos tiempo (y la digestión), y se acercaba la hora de dejar las cosas en las transiciones.

Estuvimos bebiendo Aquarius y agua todo el tiempo. Dejamos las cosas de correr en la T2, y nos vamos hacia el velódromo donde estaban los camiones y autobuses que nos transportarían a la T1 en el Pantano. Tras la cola, dejamos por fin las bicicletas en la T1 y nos vamos a la bajada hacia el agua. Vemos la salida de los federados, que es interrumpida porque uno de ellos se había adelantado. Este triatleta fue frenado por una barca de jueces que se colocó literalmente a su paso.

Tras repetirse la salida, vamos los no federados al agua. Hasta la salida hay que nadar unos 100m, y pensé que me vendrían bien como calentamiento. Durante este trayecto me di cuenta de lo limpia que estaba el agua. No estaba clara, es decir, desde arriba no se veía lo que había abajo, pero apenas sumergías la cabeza se veían clarísimamente los pies de los triatletas que había alrededor.

Se da la salida, y empiezo a nadar motivadísimo, usando algunas pautas que leí y puse en práctica el jueves del libro “Inmersión Total”. Me sentía cómodo y veía bastante gente detrás. La natación no tiene mucha más historia, crol todo el tiempo excepto en las aglomeraciones de las dos boyas que había que dejar a la izquierda, que nadaba a braza para controlar al pelotón y no llevarme golpes. Enfilo el último largo mientras sigo adelantando gente, y salgo a correr fuera del agua.

Supe que había nadado rápido cuando llegué a bici y vi a Miguel, al lado de mi box, acabando de colocarse las cosas de ciclismo: “Bien jugao, Arenas!!”. Cuando salió me faltaban sólo las zapatillas de la bicicleta. Salgo y compruebo que la isotónica PowerBar y el agua de los bidones estaban increíblemente frescas. La neverita había funcionado.

Nada más salir, hay un repecho que marcaría la tónica del segmento completo: en continuo sube y baja, nada que ver con los triatlones de carretera que he hecho hasta ahora, todos llanos. Algo más duro, y también más divertido. Por fin volvía a competir con mi Goka; la había echado de menos tras el último tri de carretera en el que tuve que alquilar otra bici. Estuve todo el segmento bebiendo para llegar bien hidratado a la carrera a pie, pero sabía que no iba a tener problemas, porque no hacía demasiado calor (33 grados), y lo que sí hacía era algo de viento.

Mi sector de bici, a posteriori, sería el peor de los tres. Sufrí algo en las cuestas, pero sobre todo en una en la que, inexplicablemente, me quedé “parado”, y me adelantaron 6 o 7 bicis en un momento, cuando hasta ese momento mi ritmo era similar al de los triatletas que había a mi alrededor. También hubo una zona en la que el viento me perjudicó mucho. Por lo demás, yo tampoco diría que haya hecho una bici tan mala, pero Miguel me metió 3 minutos con caída incluida.

Llego al box, y hago la T2 por primera vez en modo “pro”: sacando los pies de las zapatillas y bajando las dos piernas al mismo lado, para saltar y seguir corriendo con la inercia. Me sale bien, se me va la pinza, y me desabrocho el casco, lo que me cuesta mi primera tarjeta amarilla en triatlón, al haberlo hecho antes de soltar la bicicleta.

Al margen de este hecho, salgo a correr a un ritmo prudente al principio. Son tres vueltas a un circuito de unos 1700m, que es llano casi en su totalidad pero que cuenta con algunas subidas y bajadas cortas pero pronunciadas. Había algo que considero todo un acierto: esponjas y mangueras por el camino. No fue tan necesario como se pensaba ya que el calor no fue un problema en toda la prueba, pero venían bien. Al acabar la primera vuelta me encuentro a Miguel, que me llevaba unos 4 minutos. Mantuve esta distancia durante el resto de la carrera, corriendo a 5’45’’.

Termino la segunda vuelta con buenas sensaciones y bastante entero, y a las voluntarias se les pasa darme la pulserita de la segunda vuelta. “Pulsera, pulsera!!”. Me la pongo y enfilo la última vuelta, en la que apreté al final porque me encontraba bastante bien. Entro en meta. ¡Finisher!



Miguel estaba unos metros más adelante esperándome. Había entrado 4 minutos antes que yo, y ahí me contó lo de su caída, que también le influyó en su ritmo a pie. Aún así, hizo un carrerón; ¡está fortísimo!

Un triatlón muy bonito y divertido, con una organización de sobresaliente a mi modo de ver, que es un clásico (cumplía sus bodas de plata), y al que tengo intención de volver pronto. Aunque el gran sueño (a medio plazo) sería hacer el desafío Calima Media Distancia…

A partir de aquí, voy a empezar a preparar un reto que me ha surgido antes de la media maratón Sevilla-Los Palacios: el triatlón de Málaga cuenta con modalidad olímpica no federados, y el tema de la licencia era uno de mis principales frenos para no debutar en olímpica este año. Así que la fecha de mi debut es el 5 de octubre. Objetivo, con el tiempo que tengo para entrenar: bajar de 3 horas. ¡A ver qué tal se da!

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